Durante más de una década, el diseño de los smartphones de gama alta ha seguido una máxima incuestionable: el unibody. Un cuerpo sellado, compacto y elegante, donde la batería es un componente interno, inaccesible para el usuario. Apple, con el iPhone, fue la pionera y principal defensora de esta filosofía.
Sin embargo, una noticia proveniente de Europa amenaza con demoler este pilar del diseño moderno: las baterías extraíbles van a volver por ley. Esta decisión regulatoria no es solo un ajuste técnico; es un terremoto que sacude los cimientos de cómo se conciben los dispositivos más icónicos del mundo.
La norma que lo Cambia Todo
La «última noticia» a la que se refiere todo el sector es el nuevo reglamento sobre baterías y residuos de baterías aprobado por la Unión Europea. Esta ley, enmarcada en el movimiento más amplio del «Derecho a Reparar» y la economía circular, busca reducir la basura electrónica y alargar la vida útil de los dispositivos.
La cláusula clave es contundente: para 2027, todos los smartphones vendidos en la UE deberán estar diseñados de forma que sus baterías sean fácilmente reemplazables por el propio usuario. Esto significa que el pegamento industrial, las herramientas especializadas y el riesgo de dañar el dispositivo al intentar un cambio deben desaparecer.
El dilema de apple: diseño contra reparación
Para empresas como Apple, esto es más que un inconveniente; es un ataque directo a su filosofía. El diseño sellado del iPhone no es un capricho, sino la base que permite varias de las características «premium» que definen la experiencia de usuario.
Los pilares del diseño sellado
El motivo por el que Apple selló sus dispositivos responde a necesidades de ingeniería muy concretas que ahora se ven desafiadas:
Resistencia al agua y polvo (IP68): Un cuerpo sellado es mucho más fácil de impermeabilizar.
Delgadez y rigidez estructural: Al no necesitar mecanismos de apertura ni un chasis interno para la batería, el móvil puede ser más fino y sólido.
Estética «limpia»: El famoso «sándwich» de cristal y metal no tiene juntas, tornillos visibles ni partes móviles.
El reto de Ingeniería
El reto de ingeniería es mayúsculo. ¿Cómo crear un iPhone con una parte extraíble que siga siendo resistente al agua, delgado y que se sienta como un bloque sólido de lujo de más de 1.000 euros?
Especulación: ¿Cómo se vería el nuevo iphone «con carcasa»?
Aquí es donde entramos en el terreno de la imaginación, basándonos en la lógica del diseño de Apple. Es muy poco probable que volvamos a las carcasas de plástico de 2010, pero el cambio es inevitable.
Opción 1: El regreso nostálgico (y poco probable)
La palabra «carcasa» nos hace pensar en los antiguos móviles con una tapa trasera de plástico que se desencajaba haciendo palanca. Aunque esto cumple la ley, es improbable para Apple. Comprometería casi totalmente la resistencia al agua y el «clic» de una carcasa de plástico se percibe como «barato», algo que la compañía evita a toda costa.
Opción 2: La solución «apple» (ingeniería modular)
Es mucho más probable que Apple intente «reinventar» la batería extraíble, cumpliendo la ley por la mínima expresión técnica posible, pero con elegancia. Podríamos ver una solución de ingeniería compleja, pero que mantenga la sensación «premium». Algunas ideas podrían ser:
El «cartucho» de batería: Similar a una bandeja SIM, pero mucho más grande, situada en el lateral o la parte inferior, liberada con un mecanismo de pulsación.
La «media carcasa»: La mitad inferior de la carcasa trasera podría deslizarse hacia abajo mediante un pequeño interruptor oculto.
Visualmente, el iPhone dejaría de ser una losa perfecta. Tendría una nueva línea de unión, una costura. Probablemente sería ligeramente más grueso para alojar el mecanismo de extracción y el sellado de goma necesario para mantener la resistencia al agua.
El fin de una era en el diseño
La regulación de la UE, nos guste o no, va a forzar un cambio de paradigma. La era del smartphone como una joya sellada e impenetrable está llegando a su fin, dando paso a una era de diseño más práctico y sostenible.
Para Apple, el desafío es monumental: deben obedecer la ley sin sacrificar la magia de su diseño. Es muy poco probable que volvamos a ver una carcasa simple, sino más bien una solución de ingeniería patentada para algo que antes solucionábamos con la uña. Sea como sea, el iPhone de 2027 se verá y se sentirá diferente.